De pronto vi la luz...

De pronto vi la luz,
sentí a mi Señor,
fue un simbronazo,
un llamado de atención,
por mi angustia
y mi gigante dolor.

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Fue sólo un instante,
una ínfima conexión,
creí perderlo todo,
en un túnel, sin respiración,
pero las sombras huyeron,
tan sólo con su resplandor.


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Qué día tan terrible,
y qué noche atroz,
pero al ver su relámpago
que iluminó mi interior,
tuve culpas por ser débil,
culpas por mi temor.

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La alegría llegó de pronto
y con ella, mi Señor,
aquí estoy como siempre
arrodillada ante mi dios,
mi alma no está conmigo,
está en su corazón.

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La dicha es inmensa
y también mi devoción,
la felicidad es completa,
con su amor y mi amor,
que no diferencia,
cuál es Él y cuál soy yo. 

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Cuando yo sufro, ÉL sufre,
cuando no vive, muero yo,
el secreto de este sentir,
frente a esta resurrección,
es que se va purificando
a través del profundo dolor. 

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ålgåmå®înå

 octubre de 2005