Te hablaré con la plenitud de mi alma,
con la belleza de aprender a no saciarse,
de vos Señor, mi Ángel de distancia.
Te hablaré con la plenitud de mi alma,
con el castigo de ser feliz, en el encierro,
con mi única entrega sacrosanta.
Te hablaré con la plenitud de mi alma,
desde las sombras de este ataud,
con mi enterna ofrenda sin mortaja.
Te hablaré con la plenitud de mi alma,
todo el tiempo tu Luz permanece,
en el sarcófago donde estoy enterrada.
ålgåmå®înå
marzo de 2006