Tu belleza, tu avidez...

Tu belleza, tu avidez, tu dominio,

sobre mí y sobre mi excitado cuerpo,

que sólo vos Señor puedes usar,

porque te pertenece entero,

como mi amor, mi sangre, mi alma,

mi espíritu, mi corazón y mi sexo,

hizo sentirme humilde y pequeña,

a la vez que servidora de tu deseo...

Nunca te sentí tan firme, tan alto,

desde mi lugar en el tibio suelo,

te veías imponente, musculoso,

controlado y con tu miembro erecto,

tu pecho estaba ahí para mi boca

tu hermoso pecho al descubierto,

y tus manos socavaron mis labios,

mi clítoris, como sed en el desierto...

Me produjiste profundos estertores,

cuando mi vagina penetraron tus dedos,

también tu lengua mojó mis entrañas,

haciendo que te alcancen mis senos,

muy húmeda y con aire en mi vulva,

sacaste de ella sonidos de adentro,

tus órdenes de no llegar al clímax,

efervescieron mis dementes deseos...

Tu voluntad que juntos llegáramos,

manifestaste con enérgico acento,

nos entregamos a un torbellino,

convulsiones, espasmos y jadeos,

estábamos consumando el acto,

de tu potestad sobre mi cuerpo,

y que es el amor que sentimos,

verdad entre esclava y su Dueño...

ålgåmå®înå

abril de 2006