Sin límites, sin barreras, sin tiempo...

 

Qué energía me dieron tus besos,
como los eslabones de tus cadenas,
qué carga imantada de sueños,
tu cuerpo y tus ojos, frente a mí,

 hablándome en el silencio...

Te sentí como un abanico inmenso,
como el trigal y el sol, como el agua,
con tu paz apagando mi incendio
y tu amor sepultando mis tristezas,
como mi adorado Señor y Dueño...

Qué energía te pasé con mis besos,
como cuentas de un collar de perlas,
sembradas en la extensión de tu cuerpo,
cada una representa cada instante,
que vivimos juntos en Nuestro Cielo...

Me sentiste como un mar de deseo,
con mi vista en tu horizonte infinito,
regalándote tranquilidad y sosiego,
contenida en la bella cruz de tu alma,
sin límites, sin barreras, sin tiempo...

 

 

 

ålgåmå®înå

 

mayo de 2006