En la orilla de la fiebre...

Con mis brazos atados

en la orilla de la fiebre,

miro el agua mansa

como cataclismo verde...

El paisaje, es único testigo

de mis pasos perdidos e inertes,

de mis luchas sin espadas,

de mi pacto con la muerte...

Todo suena y se calla,

todo corre en el torrente,

lo hará también mi estiércol

y mi vestido azulceleste...

Con mis brazos atados,

al final del bello puente,

me encomiendo a mi Señor,

dueño de mi alma y mente...

ålgåmå®înå

marzo de 2006