La magia
de tu presencia,
con
hechizos de realidad,
transformó
a la muñequita,
en
bienaventurada verdad...
Mis
brazos se extendieron,
mi cuerpo
se puso a temblar,
con mis
manos cruzadas,
veneré tu
potestad...
Mi pecho
se estremeció,
haciendo
latir nuestro collar,
lámpara
votiva del amor,
y de la
entrega celestial...
La magia
de tu presencia,
frenesí
de generosidad,
fosforescencia
de cielo,
regó la
noche de claridad...
ålgåmå®înå
setiembre de 2006