He dedicado versos,
en cada ardiente crepúsculo,
a cada parte de mi cuerpo,
con encendida avidez,
del cual sos único Dueño...
He escrito estrofas,
como regalos de fuego,
marcando palmo a palmo,
mis laberintos abiertos...
Mi atención no estuvo,
sin intención, omitiendo,
a mis cuajadas rodillas,
vértices con tu suelo...
Ellas son las receptoras,
de la energía de tu universo,
son signos de mi entrega,
comunicadoras de besos...
Te transmiten mi sumisión,
mi felicidad y mis miedos,
mi obediencia y mi confianza,
mi amor y todo lo que siento...
He dedicado versos,
en cada ardiente crepúsculo
a cada parte de mi cuerpo,
hoy necesito agradecerte,
por ser tuya en mis sueños...
ålgåmå®înå
octubre de 2006